El Algarve sigue ejerciendo una enorme fascinación en todos aquellos que lo buscan y llegan aquí, atraídos por las condiciones climáticas y ambientales, el sol y las playas, pero también por el contraste entre el cosmopolitismo de la costa y la tranquilidad del interior montañoso.
Las cifras hablan por sí solas: el Algarve es, con mucho, el principal destino de vacaciones de los portugueses y uno de los centros vacacionales más prestigiosos del sur de Europa.
A pesar de la presión ejercida por la explosión turística en la costa, a partir de los años sesenta, con cierta pérdida de calidad original, es aquí, en una franja de 150km, donde se ubican las mejores playas de Europa.
Acantilados y playas de acantilados hasta Barlavento (de Albufeira a Sagres) y dunas y arena hasta donde alcanza la vista, hasta Sotavento.
La temperatura del agua del mar y las suaves condiciones climáticas, con sol casi todos los días del año y pequeñas variaciones en las amplitudes térmicas, han dotado a esta comarca de unas condiciones incomparables, convirtiéndola en uno de los centros vacacionales más cotizados de la cuenca mediterránea.
Además del sol y la playa, existe una diversidad de productos que certifican la excelencia del Algarve: golf con decenas de campos de calidad reconocida internacionalmente, actividades náuticas y deportivas y el entorno histórico que nos lleva a la epopeya de los descubrimientos y la memoria marítimos. de Henrique el Navegante.
Pero la identidad del Algarve sigue residiendo en la diversidad del territorio, su interior de pueblos y ciudades donde se guardan tradiciones ancestrales y donde se pueden recrear los antiguos oficios de actividades vinculados a la tierra, en contraste con el litoral turístico.
El Algarve sigue siendo una región de singular belleza, paz y atractivo.
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